There is limited information on national health expenditures, services, and outcomes in African countries during the 1990s. We intend to make statistical information available for national level comparisons. National level data were collected from numerous international databases, and supplemented by national household surveys and World Bank expenditure reviews. The results were tabulated and analysed in an exploratory fashion to provide benchmarks for groupings of African countries and individual country comparison. There is wide variation in scale and outcome of health care spending between African countries, with poorer countries tending to do worse than wealthier ones. From 1990-96, the median annual per capita government expenditure on health was nearly US$ 6, but averaged US$ 3 in the lowest-income countries, compared to US$ 72 in middle-income countries. Similar trends were found for health services and outcomes. Results from individual countries (particularly Ethiopia, Ghana, Côte d'Ivoire and Gabon) are used to indicate how the data can be used to identify areas of improvement in health system performance. Serious gaps in data, particularly concerning private sector delivery and financing, health service utilization, equity and efficiency measures, hinder more effective health management. Nonetheless, the data are useful for providing benchmarks for performance and for crudely identifying problem areas in health systems for individual countries.
Los países africanos tropiezan con enormes dificultades para movilizar y administrar recursos con miras a obtener mejores resultados de salud. No obstante, en gran parte de África, la información que sería crítica para los encargados de formular políticas, los coordinadores de los sistemas de salud y el público no está disponible. Este estudio tiene por objeto presentar información sobre los gastos sanitarios, la prestación de servicios de salud y los resultados de salud a nivel nacional de una manera que podría contribuir a la planificación y al desarrollo de políticas de salud en África. Los datos sobre los países se obtuvieron de numerosas bases de datos internacionales y se complementaron mediante encuestas domiciliarias nacionales y estudios del gasto público procedentes del Banco Mundial. Los resultados fueron sometidos a análisis visuales y métodos simples de tabulación. El objetivo era obtener valores de referencia para países africanos agrupados según el nivel de ingresos y el desempeño y para fines de comparación a nivel de país. El país africano «mediano» hipotético tenía un producto interno bruto (PIB) per cápita inferior a US$ 400 y menos de la mitad (el 47%) de las mujeres adultas estaban alfabetizadas. Se caracterizaba por tener una burocracia débil, niveles de corrupción inadmisiblemente elevados, escasos gastos del sector público en salud (US$ 6 per cápita), una cobertura de vacunación mediocre (del 64% con tres dosis de vacuna DTP3), una tasa de prevalencia de uso de anticonceptivos de sólo un 15%, y sólo un 45% de partos supervisados por un trabajador de salud capacitado. Durante el periodo 1990-1996 el país africano «mediano» tenía una mortalidad infantil de 92 por cada 1000 nacidos vivos, mientras que su tasa de fecundidad total era de 5,7 niños/mujer y el 26% de sus niños tenían insuficiencia ponderal. Los amplios intervalos intercuartiles registrados en la mayoría de las variables y los valores atípicos indican una amplia variación de la magnitud y la utilización de los recursos dedicados a la salud pública en los países de África, entre los cuales los más pobres tienden a responder peor que los más ricos. En 1990-1996, el gasto público anual per cápita en salud ascendió a un promedio de US$ 3 en los países de ingresos más bajos, en comparación con US$ 72 en los países de ingresos medianos. Está demostrado que los resultados y la cobertura de los servicios de salud aumentan con los ingresos nacionales, asociados a mejoras graduales en la mortalidad, la fecundidad y la nutrición. Las graves deficiencias de los datos, en particular de los referentes a la prestación de servicios y la financiación en el sector privado, la utilización de los servicios de salud, la equidad y las medidas de eficiencia, dificultan una gestión sanitaria más eficaz. Otro problema es la incapacidad de la mayoría de los países para informar sobre la utilización de los fondos públicos en la salud, según el tipo o el nivel del servicio médico (por ejemplo de hospital o de atención primaria), o sobre elementos clave como los salarios y los medicamentos. Una buena parte de los fondos de donantes se reciben sin ninguna especificación de cómo se deben gastar. A pesar de las limitaciones, los datos existentes son útiles para obtener valores de referencia sobre el desempeño nacional e identificar las áreas de problemas potenciales para cada país. Se presentan cuatro países. En el caso de Etiopía, la comparación de los datos nacionales con los valores de referencia africanos indica que el aumento continuo del gasto sanitario está justificado y muestra las áreas de programa que necesitan una atención especial (partos supervisados, planificación de la familia, nutrición, mayor coherencia de las actividades de inmunización). En el Gabón, en cambio, los gastos de salud actuales, aunque altos en términos reales en comparación con el conjunto de los países africanos (US$ 27 per cápita), son bajos para un país africano de ingresos medianos (como porcentaje del PIB son muy bajos en relación con el resto de África). Lo que es más importante, los gastos del Gabón son relativamente ineficientes. Ello significa que una distribución distinta de los gastos podría resultar más eficaz que un simple aumento de los gastos de salud del sector público, aun cuando el Gabón pueda permitirse ese aumento. Dado que la clase de información presentada en este documento es decisiva para tomar decisiones fundamentadas acerca de la asignación de los recursos destinados a la salud, los esfuerzos encaminados a establecer en los países africanos cuentas nacionales de salud desglosadas y sistemas de información sanitaria merecen mayor apoyo.
Les pays africains rencontrent énormément de difficultés pour mobiliser et gérer les ressources destinées à améliorer les résultats sanitaires. Dans la plus grande partie de l'Afrique, les informations qui seraient indispensables aux décideurs, aux responsables des systèmes de santé et au grand public ne sont pas disponibles. Cette étude vise à faire connaître les données relatives aux dépenses de santé, aux services de santé et aux résultats obtenus dans ce domaine au niveau national, de façon à pouvoir aider à la planification de la santé et à l'élaboration des politiques en Afrique. Dans cette étude, les données relatives aux pays ont été recueillies dans de nombreuses bases de données internationales et complétées par des enquêtes à domicile, ainsi que par l'examen des dépenses effectué par la Banque mondiale. Les résultats ont été soumis à une analyse préliminaire et présentés sous forme de tableaux simples. L'objectif était de fournir des valeurs de référence permettant de regrouper les pays africains par niveau de revenu et de résultats et d'effectuer des comparaisons entre pays. Le pays africain «médian» théorique a un produit national brut par habitant (PNB) inférieur à US $400 et, dans un tel pays, moins de la moitié des femmes adultes sont alphabétisées (47 %). Il est caractérisé par une bureaucratie lourde, un degré de corruption inacceptable, de faibles dépenses publiques pour la santé (US $6 par habitant), une couverture vaccinale médiocre (64% pour les trois doses de vaccin antidiphtérique-antitétanique-anticoquelucheux (DTC3)), une prévalence de la contraception de seulement 15 %, 45% seulement des accouchements étant supervisés par un agent de santé qualifié. Entre 1990 et 1996, le pays africain «médian» a eu une mortalité néonatale de 92 pour 1000 naissances vivantes, alors que son taux de fécondité général était de 5,7 enfants/femme et que 26% de ses enfants avaient un poids inférieur à la normale. Les importants écarts interquartiles observés pour la plupart des variables et cas extrêmes indiquent une variation importante dans l'échelle des ressources consacrées à la santé publique dans les pays africains et dans l'utilisation qui en est faite, les pays les plus pauvres ayant tendance à moins bien faire que ceux qui s'en sortent mieux. Entre 1990 et 1996, les dépenses de santé annuelles de l'Etat par habitant ont été en moyenne de US $3 par habitant dans les pays à très faible revenu, contre US $72 par habitant dans les pays à revenu moyen. Les résultats des services de santé et la couverture augmentent avec la progression du revenu national, et la mortalité, la fécondité et la nutrition s'améliorent alors progressivement. Les lacunes importantes dans les données, en particulier concernant la fourniture de services et le financement du secteur privé, l'utilisation des services de santé, les mesures en faveur de l'équité et de l'efficacité, empêchent une gestion plus efficace de la santé. Un autre sujet de préoccupations est l'incapacité de la plupart des pays à indiquer l'utilisation qui est faite des deniers publics destinés à la santé, qu'il s'agisse du type ou du niveau du service médical (p. ex., hospitalier ou soins de santé primaires), ou de questions importantes telles que les salaires ou les médicaments. Le montant des dons effectués sans aucune indication sur la façon dont l'argent doit être dépensé est particulièrement important. Bien qu'elles soient limitées, les données existantes sont utiles, parce qu'elles servent de points de référence pour apprécier les résultats des pays et qu'elles permettent d'identifier les domaines où des problèmes peuvent se poser dans chaque pays. Le cas de quatre pays est présenté ici. Concernant l'Ethiopie, la comparaison des données nationales avec les données de référence africaines laisse à penser que l'augmentation continue des dépenses de santé est justifiée et laisse entrevoir certaines zones du programme où il est nécessaire de mettre tout particulièrement l'accent (accouchements supervisés, planification familiale, nutrition, plus d'uniformité dans les efforts de vaccination). En revanche, les dépenses de santé actuelles du Gabon, bien qu'élevé es par rapport à l'ensemble des pays africains (US $27 par habitant), sont faibles pour un pays à revenu moyen (en pourcentage du PNB, cela représente très peu), et surtout les fonds sont utilisés de façon relativement peu efficace. Cela laisse à penser qu'il serait peut-être plus important de modifier la façon dont l'argent est dépensé plutôt que d'accroître simplement le budget de la santé du secteur public, même si le Gabon a les moyens d'augmenter ses dépenses. Le type d'informations présenté dans cet article e tant essentiel pour faire des choix éclairés en matière d'allocation de ressources dans le domaine de la santé, les efforts visant à développer une comptabilité nationale de la santé détaillée et des systèmes d'information sanitaire dans les pays africains méritent un soutien renforcé.